Si conozco un buen día una dama exquisita, frenaré la osadía de ofrecerle una cita... si cabalgo el tranvía de esta vida finita, no comparto mi almohada aunque nada me quita... tengo el alma adiestrada y aunque el ego me invita, ¡no te cambio por nada!
Etiquetas:
Ricardo Arjona,
Románticas
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